Festival de la rascada

El tema de la deuda fue introducido por Macri y Vidal en un esfuerzo por agotar ahora un tema que destruyó la imagen política de Macri, inclusive entre sus electores. La exposición de Guzmán demolió los argumentos de la oposición. Las propuestas de Juntos por el Cambio suenan poco creíbles, contrastadas con lo que han hecho cuando gestionaron. 

La ausencia de legisladores de la oposición en el informe del ministro Martín Guzmán sobre deuda externa y la presentación de propuestas de María Eugenia Vidal que terminó convirtiéndose en un festival de la rascada muestran las dificultades del macrismo para hacer promesas que en la mayoría de los casos ellos mismos incumplieron cuando fueron gobierno. Deuda, educación, salud o trabajo fueron todas marcas pésimas en los cuatro años que gobernó Juntos por el Cambio.

El tema de la deuda fue introducido primero por Mauricio Macri y después por María Eugenia Vidal en un esfuerzo por agotar ahora un tema que destruyó la imagen política de Macri, inclusive entre sus electores. Ambos afirmaron que Alberto Fernández se había endeudado más que Macri en este año y medio. Y la ONG de comunicación paramacrista –o directamente macrista– Chequeado, salió a confirmar esa desmesura como parte de la campaña. La ONG financiada por las principales corporaciones, es dirigida por una ex periodista de La Nación.

El jueves, el ministro Martín Guzmán asistió al Congreso para informar ante la Comisión Bicameral de seguimiento de la deuda externa. La oposición macrista declaró que se trataba de un acto de campaña y sólo asistió uno de sus legisladores, Luciano Laspina, que es vicepresidente de la comisión.

La exposición de Guzmán fue apabullante y destruyó los argumentos del macrismo con relación a la deuda. No dijo nada que no se supiera, pero aclaró el endeudamiento de este gobierno en títulos en pesos, con baja tasa de interés y atados a la inflación.

Explicó que esa deuda estaba en una moneda que la Argentina emite y que su destino fue para financiar los ATP, los IFE y en general los gastos de una pandemia que puso a todos los países del planeta en el mismo brete. En cambio, la deuda de más de cien mil millones de dólares que tomó Macri no dejó nada en infraestructura, en producción, trabajo, educación o salud y en su mayoría alimentó la fuga de capitales.

La percepción de la sociedad sobre la relación entre el gobierno de Macri y el crecimiento descontrolado de la deuda externa es muy fuerte. Y los argumentos para equiparar a Macri con Alberto Fernández son muy técnicos y muy forzados. El esfuerzo que haga Juntos por el Cambio en ese rubro, incinerando alguno de sus alfiles menores de la comunicación, como Chequeado, son estériles y no pueden modificar esa percepción tan fuerte.

La única ventaja de Juntos por el Cambio en este tema es que a pesar de los miles de millones de pesos que el gobierno destinó a amortiguar el efecto socioeconómico de la pandemia, a la gente que está mal no le interesa lo que digan los medios y busca respuestas en los que tienen esa responsabilidad.

Pero prácticamente no hay un sólo punto sobre economía en el que el gobierno de Mauricio Macri –e incluso el de Horacio Rodríguez Larreta–, no haya incumplido. Un caso paradigmático es el de la disminución de los impuestos, un tema tan caro para el neoliberalismo. Mauricio Macri había prometido en su campaña presidencial que sacaría el impuesto a las ganancias. Pero hizo todo lo contrario y durante su mandato, este impuesto llegó a muchos trabajadores que antes no lo pagaban. En la CABA de Larreta, el ABL aumentó en forma sideral y se ajusta todos los meses con la inflación. Con esos antecedentes, Juntos por el Cambio queda muy deslucido al hacer promesas similares en esta campaña.

Al presentar sus 23 propuestas, Vidal estuvo acompañada en la mesa por Martín Tetaz, el segundo de su lista. Los demás integrantes estaban sentados detrás de ellos, en banquetas altas. La candidata remarcó que quería especialmente referirse a la propuesta de Tetaz de hacer más independiente el Banco Central.

También es una propuesta que siempre baraja el neoliberalismo, pero que es el que menos la cumple cuando gobierna. Cuando renunció Federico Sturzenegger al Banco Central, Macri nombró a su amigo Luis Caputo, que hasta un minuto antes había sido su ministro de Finanzas. No hubo independencia del Banco Central durante el gobierno de Macri. Es más, Sturzenegger, que fuera funcionario de Domingo Cavallo, es uno de los principales asesores de Tetaz.

El ex titular del Central deslumbra con chapa académica, pero su gestión fue un espanto: la inflación pasó del 24 al 54 por ciento y el sistema de bonos de altísima tasa de interés con la que quería defender el dólar provocó recesión y la mayor fuga de divisas en un país que tiene desde hace mucho tiempo esa falla estructural.

Donde queda más en evidencia esta línea de incumplimiento es en el área de educación. “Hoy se están planteando dos caminos –dijo Vidal el miércoles en su acto de presentación–: uno que te quiere burro, pobre y sometido, y otro que te quiere libre, con trabajo y educación”.

Cuando fue gobernadora de la provincia de Buenos Aires, Vidal cerró 47 escuelas rurales y es famosa por aquella frase que lanzó en una reunión de empresarios sobre lo inútil que era crear universidades en el conurbano bonaerense, porque “como todo el mundo sabe, los pobres nunca llegan a la universidad”. El gobierno de Macri bajó el 25 por ciento el presupuesto en educación.

La frase de Vidal suena vacía si se tiene en cuenta que en los 12 años de gobiernos kirchneristas se construyeron 2100 escuelas y cerca de mil más quedaron a medio construir. De esa cifra, 280 corresponden a la provincia de Buenos Aires, donde Vidal, en vez de construir nuevas escuelas, cerró 47 de las que ya estaban.

Su frase sobre la inutilidad de abrir universidades en el conurbano apuntaba a las 17 universidades nacionales que creó el kirchnerismo, por lo menos ocho de ellas en ese distrito. El discurso de Vidal a los empresarios está grabado y el cierre de las escuelas fue un hecho. Según Vidal, los que construyen más escuelas que todos los gobiernos democráticos anteriores sumados, y los que favorecieron el acceso del pueblo a estudios universitarios serían “los que te quieren burro”.

La presentación de propuestas, contrastadas con lo que han hecho cuando gestionaron, las hace poco creíbles. Por esa razón, lo que más trascendió del acto fue el video donde los candidatos Fernando Iglesias, Sabrina Ajmechet y Paula Oliveto, se rascaban a cuatro manos, uno no se sabe qué, otra la cabeza y la otra la nariz. Estaban aburridísimos.

La falta de plafón para hacer promesas de campaña en Juntos por el Cambio, los empuja a otros métodos, menos democráticos, pero más efectivos, como los escándalos por la reunión en Olivos (otra vez, critican algo que ellos cometieron en la fiesta de Elisa Carrió) o amplificando el caso de la profesora que se desbordó en La Matanza. En CABA, la ministra de Educación le dio la dirección de una escuela en Parque Chacabuco a Gustavo Albónico, defensor y apologista de la dictadura y los medios macristas le dieron un espacio mínimo, pero llenaron páginas y horas con el caso de la profesora en La Matanza.

“El kirchnerismo tiene tendencia al pensamiento único” en educación, dijo Guillermina Tiramonti, que fuera asesora de la gestión antidocente de Vidal en el distrito bonaerense. Tendencia al pensamiento único es perseguir judicialmente a sus opositores como hizo Mauricio Macri con su mesa judicial, o apretar a los pocos medios críticos del macrismo. Tendencia al pensamiento único es darle más importancia al presupuesto para reprimir la protesta que el asignado a la educación. La ministra más importante del macrismo no fue de Educación, sino la de Seguridad y represión, que ahora es la presidenta del PRO, lo cual también es una señal muy fuerte de los temas que en realidad piensan cuando hablan de libertades.

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